MARTA GOMEZ-(Basilio): Basilio nació de la impotencia. Más que una canción, es un grito de dolor, es un llanto en medio de tanto silencio, en medio de tanta oscuridad.
Estamos en pleno siglo XXI, año 2011 y con todos los avances de la tecnología , que por lo visto para lo único que sirven es para hacernos más dependientes y menos inteligentes, la minería sigue siendo tan precaria como atroz e inhumana.
En las minas de cientos de países en el mundo, trabajan hoy en día, día a día, cientos de hombres, mujeres, niños y niñas que cobran una miseria y arriesgan sus vidas por metales preciosos que jamás podrían comprar. La gran mayoría de estas personas son indígenas.
Basilio es uno de ellos, un niño de catorce años, trabaja desde los once en el cerro rico de Potosí en Bolivia. El cerro rico es la mina más rica del mundo, en la época de la conquista, los Españoles señalaban en sus diarios que el cerro rico era tan interminable que podría construirse un puente desde Bolivia hasta España con el oro y la plata de allí sacados.
Esto debería convertir a Bolivia en el país más rico del mundo y como todos sabemos, es uno de los más pobres. Ni un mínimo porcentaje de lo extraído en esta mina pertenece a Bolivia ni a su gente.
Basilio es un niño, un símbolo de lo inhumanos que podemos ser, de lo absurdos que somos como especie, de lo injusta que puede ser esta vida nuestra. Yo supe de Basilio através de un documental maravilloso llamado “El minero del diablo” y quise rendirle un homenaje a su vida, a la de su hermano Bernardino, a la de las niñas que entran a la mina de noche para limpiarla y dejarla lista para el día siguiente. Pero por encima de todo , Basilio fue compuesta como un grito de auxilio para el resto de nosotros que vivimos y respiramos fuera de la tierra. Quizás mi labor no sea sacarlos de las minas, pero sí es cantar su historia para que alguien los saque, para que entre todos, cambiemos su historia.
